El anuncio acerca de una reanudación de las relaciones diplomáticas
entre Estados Unidos y Cuba fue predicado en estrecha relación con un
levantamiento del bloqueo norteamericano contra la Isla, que ha durado
más de medio siglo. La alusión de Obama al 'fracaso' de esta larga
operación de sabotaje contra la Revolución Cubana dejó ver una decisión
política que va más allá de un intercambio de embajadores y una
ampliación de las posibilidades de remesas de los cubanos en el
exterior. El llamado 'fracaso' no fue estrictamente tal, esto porque el
bloqueo jugó un papel fundamental en el aislamiento de Cuba y en la
reorganización capitalista 'neoliberal' de las dictaduras militares
impuestas por Washington. Aclarado este punto, la ausencia de un acuerdo
de levantamiento del bloqueo ha sido atribuida a que esto se encuentra
fuera del alcance de las facultades ejecutivas del Presidente, y a la
necesidad, por lo tanto, de un voto favorable del Congreso. Obama, según
todo esto, habría decidido separar la reanudación de las relaciones
diplomáticas del levantamiento del bloqueo, para presionar a las cámaras
con un hecho consumado que ayude a quebrar las resistencias de los
adversarios de un acuerdo, tanto republicanos como demócratas.
Este relato, sin embargo, es una versión interesada que apenas logra
disimular la estrategia de EEUU. Precisamente por el limbo en que ha
quedado el levantamiento del bloqueo, la reanudación de las relaciones
diplomáticas ha sido tomada con reticencia en el gobierno cubano - se
produjo finalmente luego de una larguísima ronda de negociaciones
bilaterales y papales. La prenda que decidió a Cuba la aceptación del
acuerdo fue la liberación de los tres militantes del contraespionaje
cubano encarcelados en Estados Unidos, que se produjo luego de que Cuba
transmitiera a los servicios norteamericanos las pruebas de las
actividades terroristas que se pergeñaban desde Miami. (Y de que Cuba libero a Alan Gross y otro espia o sea un intercambio de prisioneros entre los yankees y los cubanos) Es claro que el
fin del bloqueo está sujeto a una serie de negociaciones de primer
orden, en cuyo núcleo se encuentra el carácter social de la Isla. Como
lo explicitó con claridad insistente un defensor de las decisiones de
Obama, si Cuba no ofrece concesiones significativas en el curso de las
negociaciones próximas “siempre existe la posibilidad de retirar la
oferta de levantar el embargo” (CNN, programa de Fred Zacharías, 21.12).
Intereses en pugna
La versión que han ofrecido los medios, acerca de una reconciliación
política, no pasa de una descripción idílica de lo ocurrido. De aquí en
más se abre, por el contrario, un período de mayor crisis política –
tanto en el campo imperialista como en Cuba. El debate en el Congreso
norteamericano no girará, solamente, entre los 'halcones' que no
abandonan la política de agresión directa y las 'palomas' que buscarían
restablecer una hegemonía 'gradual' sobre la Isla. La derecha
norteamericana y el uribismo caribeño apuestan a un fracaso de la
política de la 'zanahoria' y creen, por el contrario, que un retorno a
la del 'garrote' está ganando terreno. En donde mejor se expresa este
enfrentamiento es en Venezuela y en Colombia, con la división producida
en la derecha misma - en las filas de los 'escuálidos', esto en
Venezuela, y en las de Uribe-Santos, en Colombia. La derecha no ha
renunciado a capitalizar la acelerada crisis en Venezuela, todo lo
contrario. También espera explotar una victoria hipotética del macrismo e
incluso de Massa o Scioli en Argentina, ni qué decir de una victoria
republicana en Estados Unidos dentro de dos años.
Un aspecto relevante de esta crisis es la cuestión inmigratoria en
Estados Unidos, donde Obama tuvo que intervenir en forma similar a la
que empleó con Cuba: mediante el uso de poderes ejecutivos (gobierno por
decreto), que deja sin resolver, sin embargo, la regularización
efectiva de varios millones de personas. La reanudación de relaciones
con Cuba no es ajena a este asunto, dado que la inmensa mayoría de los
inmigrantes son de origen latinoamericano y su movilización política
crece en forma persistente. Obama echa lastre en uno y otro terreno.
Contra una opinión que se ha generalizado en la izquierda, la crisis
mundial ha hecho perder la iniciativa estratégica al imperialismo.
La derecha no es la tendencia dominante en este momento en el campo
imperialista. Desde hace por lo menos dos décadas, las mayores
corporaciones capitalistas abogan por el incremento sustancial del
comercio entre ambas partes (Cargill, Caterpillar, General Motors); en
la década del 70, las automotrices apoyaron con todo el comercio entre
Argentina y Cuba, aunque financiado por el Tesoro rioplatense. El eje de
la confrontación en el Congreso norteamericano girará alrededor de los
términos a imponer a Cuba para un levantamiento del bloqueo. Este debate
dejará al desnudo el choque de intereses al interior del imperialismo
norteamericano. En resumen, la reanudación de relaciones diplomáticas no
equivale a un cese del bloqueo, aunque aparezca como un paso
contradictorio en esa dirección, ni atenúa el conflicto histórico
desatado por la Revolución Cubana; por el contrario, deja paso a un
choque fundamental entre los intereses del imperialismo, por un lado, y
la independencia nacional y la naturaleza social de Cuba, por el otro.
La sombra de lo que fue la Revolución Cubana, a 150 kilómetros de las
costas norteamericanas, sigue siendo una astilla en el corazón del
imperio, porque aún representa las aspiraciones nacionales y sociales de
las masas de América Latina.
América Latina
La cuestión de Cuba se entrelaza con el conjunto de la crisis en
América Latina. El acercamiento diplomático EEUU-Cuba es la última
expresión de una larguísima colaboración política, cuya manifestación
más relevante ha sido la mediación de Cuba en el conflicto colombiano.
Asistimos a una operación continental. Brasil, por ejemplo, ha sido una
fuerte inversora en Cuba; el FA de Uruguay aceptó acoger a los presos de
Guantánamo. Tampoco aquí los intereses son homogéneos: los gobiernos
'progresistas' buscan proteger por la vía de ese acercamiento el grado
de autonomía que desarrollaron en los últimos años como consecuencia de
la valorización de los precios internacionales de las materias primas.
La finalidad última de estas burguesías nacionales es, sin embargo, la
misma que la del imperialismo – la reintegración de Cuba al estatuto
capitalista mundial. Un punto central es la reincorporación de Cuba a la
OEA, lo cual significaría dos cosas: por un lado, poner fin a los
desafíos (tímidos) de separar a América Latina de Estados Unidos (o sea
salvar el sistema panamericano); por el otro, que Cuba acepte los
principios políticos y sociales del sistema interamericano. Estos
desenvolvimientos internacionales vuelven a poner de manifiesto la
importancia estratégica de la reivindicación de la Unión Socialista de
América Latina y su valor como defensa política de la Revolución Cubana.
El condicionamiento del levantamiento del bloqueo apunta a negociarlo
contra los principios que aún quedan en pie de esa Revolución. El
levantamiento del bloqueo, reclamamos nosotros, debe ser incondicional.
Las perspectivas que plantea un levantamiento del bloqueo
norteamericano depende del carácter concreto que asuma, por un lado, y
por sobre todo del balance de fuerzas en la sociedad y el Estado cubano.
Cuba se encuentra ante un impasse terminal, pues sus fuerzas
productivas han dejado de crecer. Es una economía racionada, en especial
desde hace un cuarto de siglo, que se sostiene en base a subsidios
fiscales, que frena una acumulación del escaso excedente económico. La
apertura al capital extranjero ha sido un fracaso, sea en significación,
sea como vía de salida al estancamiento. La asociación del estado al
capital extranjero, por la vía de uniones o por la impositiva, le
permite apropiarse del excedente que crea la fuerza de trabajo, por
medio de una remuneración muy abajo de su valor. Se trata de un método
parasitario de subsistencia, no de una vía de desarrollo. El despido de
centenares de miles de trabajadores del Estado que ha producido la
llamada reforma de la economía, es una expresión contundente del
agotamiento de este tipo de régimen. La finalidad de crear una fuerza de
trabajo 'libre' a disposición del capital privado no ha tenido ninguna
manifestación concreta del otro lado de la ecuación, el capital, y
solamente podría tenerla por medio del capital extranjero, lo que
significa una nueva colonización imperialista. El punto de partida para
un nuevo equilibrio económico, desde el punto de vista del trabajo, pasa
por eliminar esta relación parasitaria capital-estado sobre el conjunto
de la sociedad, mediante la reapropiación del estado y los recursos
estratégicos por parte de los trabajadores. Es desde una gestión
colectiva de los trabajadores que debe abordarse la transición del
parasitismo burocrática a un proceso de desarrollo. Esa transición, de
todos modos, no es un asunto exclusivamente nacional sino que será
condicionado, al menos en última instancia, por el desarrollo de la
bancarrota capitalista a nivel mundial, con sus dos componentes
fundamentales: una agudización de las luchas populares y el ascenso de
una izquierda revolucionaria.
Programa
Las posibilidades de desarrollo que se atribuyen a una apertura de Cuba
al capital extranjero, son puras fantasías. Dependerían, esencialmente,
de una fuerte mediación del Estado, que para eso debería estar bajo el
control efectivo de los trabajadores – no de una superestructura como la
que representa la burocracia, que a su vez se escinde ante las nuevas
presiones de afuera y de adentro. Haití, Puerto Rico, Santo Domingo o
Panamá y las islas caribeñas son una muestra de los resultados
históricos que podría producir una apertura incondicional al capital
financiero. El resultado de un levantamiento del bloqueo no será
independiente del programa que apliquen y de la fuerza que desenvuelvan
cada uno de los protagonistas sociales fundamentales: el imperialismo,
la burocracia, los trabajadores. El primer desafío de la nueva etapa
para los trabajadores, para los socialistas y para la IV Internacional
es la elaboración de un programa propio.
El nuevo giro político que se perfila en las relaciones entre Cuba y
Estados Unidos tendrá lugar con una demora enorme en relación a las
restauraciones capitalistas en Europa y Asia en los 80/90, y ocurre en
el marco de una bancarrota capitalista de alcance planetario. Esta
discrepancia de los tiempos políticos no tiene una importancia menor;
nada hay más relevante, en la política, que los tiempos y los contextos.
En Cuba, la restauración capitalista plantearía la pérdida más o menos
inmediata de su independencia nacional; la burguesía que podría tomar el
relevo del estado cubano se encuentra en Miami; un apoderamiento de
empresas por parte de la burocracia de La Habana enfrentaría más
conmociones que las que atravesó la Unión Soviética. El entorno
inmediato de Cuba – América Latina – se caracteriza por convulsiones
reiteradas, que se desplazan de un país a otro. La crisis mundial le
está pegando ahora con más fuerza. En este marco, la iniciativa de Obama
tiene los trazos de un Frente Popular extra nacional entre el
imperialismo 'democrático' y las burguesías latinoamericanas, de un
lado, y una gran parte al menos del aparato de estado de Cuba, del otro.
Los Frentes Populares aparecen, históricamente, como recursos para
contener procesos revolucionarios. En Estado Unidos, las huelgas y
movilizaciones de inmigrantes, y las recientes manifestaciones contra el
gátillo fácil son indicios de la agudización de las contradicciones
sociales en la principal metrópoli del imperialismo, que empujan en
dirección a un frente popular en la política internacional.
La revolución cubana y la historia de Cuba de las seis décadas últimas
no se han caracterizado por repetir en forma mecánica experiencias
ajenas. Muy lejos de ello; más cerca geográficamente que ningún otro
país con historia revolucionaria y contrarrevolucionaria, es el que
menos ha cedido a la presión del capital internacional. Cuba no ha sido
ni será un 'deja vu', al contrario se desatarán nuevas crisis y la
posibilidad de nuevas revoluciones.